sábado, 27 de junio de 2009

El que avisa no es traidor


Lanzar injurias contra alguien está tipificado como delito en el Código Penal que rige nuestra Justicia. Para un mayor de edad, se condena a penas de cárcel que varía entre seis meses a dos años. Para un menor, se aplica la ley del menor, que puede variar en función de la gravedad del hecho delictivo: de entre seis meses a un año de permanencia en un centro de detención de menores a ser separado directamente de la potestad paterna por tiempo indefinido.

Todo esto viene a cuento porque el lunes voy a ir a la Brigada de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil a poner una denuncia basándome en las pruebas que obran en mi poder y que he venido recogiendo en los últimos meses en forma de mensajes electrónicos anónimos (pero que llevan claramente su DNI electrónico en forma de I.P. y que remiten a un ordenador muy concreto, facilmente localizable por la susodicha Brigada de Delitos) con insultos, amenazas y groserías varias.

Así que vete preparando para ver llegar un día de estos a los Guardias Civiles a tu casa y entonces, no solamente tendrás que darle explicaciones a estos señores, sino también a tus padres! Avisad@ estás!

viernes, 26 de junio de 2009

De niño prodigio de la música a caricatura de sí mismo


Me enteré de madrugada, recién llegada de la cena de fin de curso. Y me supuso un shock. La verdad, nunca he sido fan de este cantante que ya desde sus inicios en solitario llamaron "rey del pop", pero haber sido testigo en mi juventud de la evolución tanto profesional como personal (y física!) ha sido por descontado algo llamativo. Imposible no tener una opinión formada sobre él.


Por lo que han dicho en todos los canales de televisión, ha muerto de un ataque al corazón ayer en Los Angeles. A estas horas, se le está practicando la autopsia. Las imágenes que ofrecen los canales de televisión son bastante elocuentes: cientos de periodistas con cámaras, turistas de paso por la gran urbe californiana y montones de curiosos que se han acercado hasta las puertas, tanto de su mansión como del hospital, mantenidos a cierta distancia por docenas de policías.


Justamente estos últimos meses y tras hacerlo público él mismo en una brevísima rueda de prensa, MJ se estaba preparando una serie de conciertos en la capital británica este verano. Y esa iba a ser su gran salvación económica, una vez sus abogados dieran a conocer su pésima situación. Iba a ser una gran vuelta a los escenarios de los que había estado alejado muchos años, más por cuestiones legales (proceso abierto con juicio incluido, y posterior absolución en 2005) que por cansancio escénico. Cincuenta conciertos en Londres le iban a sacar de una precaria situación económica, que ahora mismo y según las previsiones (se han vendido con antelación más de un millón de entradas) supondrán una auténtica ruina para la empresa organizadora.


Más allá del fenómeno musical en el que se convertiría, empezó a mostrar signos inequívocos de metamorfosis física, merced a las incontables operaciones de cirugía estética, amén de comportamientos extraños para el ciudadano de a pie. Sin embargo, se convierte en todo un fenómeno de masas a partir del lanzamiento de su álbum más famoso "Thriller" y del que vendería cifras capaces de hacer palidecer a cualquier otro intérprete. Además, el video que ilustra el tema principal se convierte en el precursor de los videoclips de promoción de canciones.

Si nos tomamos a chufla esta muerte (dios me libre de ser irrespetuosa o grosera) seguro que a estas horas está tomándose unas caipirinhas junto con Elvis y Jamos Brown. Bromas aparte, me temo que esta muerte va a representar el tema favorito de cuantos periodistas de tres al cuarto y publicaciones pseudoamarillistas para muchas semanas. Los buitres carroñeros van a disponer, de entre la ingente videografía disponible en la red (fotos, entrevistas, conciertos, etc.) de material suficiente para poner a parir, más todavía de lo que lo han hecho ya, al menor de la saga de los Jackson.

Y no es que fuera un genio de la música, pero sí era un rey del espectáculo. Supo convertir en oro cada una de sus melodías, merced a un buen merchandasing y las riadas de dólares que en sus buenos tiempos le ponía a disposición su casa de discos. Claro que no a todo el mundo ha gustado este eterno peterpan escuálido y reservado. Que se le considere genio o pura caricatura de sí mismo, de lo que no hay duda es que sus canciones representan una página de oro en la historia de la música de los ochenta y noventa. Revolucionó el panorama de una época, de una generación, sentó unas premisas en cuanto a moverse en un escenario, a unos gestos que podrían parecer obscenos, a unos gritos agudos y ambiguos; fue el primer negro que reventó las cifras de ventas de Buenos Aires a Tokio, de Oslo a Johanesburgo. Incluso Prince, una mala calcomanía de MJ, le llegaba a la altura de los talones.

Descansa en paz, Michael, si es que te dejan!