sábado, 21 de agosto de 2010

Saint Malo

Tarde calurosa (para estas latitudes) de finales de julio y visita a la ciudad de Saint-Malo, desde donde Jacques Cartier se hizo a la mar (tal vez con una nave parecida a la de la foto) hacia un rumbo alternativo hacia las Indias Españolas. Y arribó a las costas canadienses allá por el siglo XVI. Antes ya había hecho alguna que otra incursión descubriendo Terranova. Pero fue concretamente el 10 de mayo de 1534 que llegaba a Canadá, no sin encontrarse antes a indios micmac, con los cuales hizo toda clase de comercio. A partir de entonces, reanudaría sus viajes hacia América del Norte, donde terminaron por asentarse colonias de franceses.

Dol de Bretagne

Vista parcial de la catedral de Dol-de-Bretagne, ciudad próxima a Saint-Malo y el Mont Saint-Michel. Allí visité Medievalia, un museo sobre la vida medieval. Había una exposición temática sobre el Arcángel San Miguel.

viernes, 20 de agosto de 2010

Mont Saint Michel

El Mont Saint Michel es, después de la Tour Eiffel, el segundo monumento francés más visitado del país galo. Obvia decir que eso se traduce, en pleno verano, en masas ingentes de turistas callejeando por su recinto amurallado a todas horas del día. Por ese motivo de peso, me decidí a visitarlo al atardecer, aún cuando no estaban todavía vacías las callejuelas, pero se podía caminar sin empujones. La vista del monumento al llegar al lugar es simplemente impresionante: nunca había visto algo tan espectacular (y anda que no he visto cosas bellas en el transcurso de mis viajes). Simplemente me quedé un largo momento con la vista fijada en él y sin poder articular palabra.

La alegría de Obélix

Menhir de los de Asterix y Obelix en medio de un campo. Impresionante! Los menhires y en general las construcciones megalíticas son unos de los principales atractivos de la región bretona.

Combourg

Combourg es un pequeño pueblo con castillo, como los cientos que existen en Bretaña. El castillo en cuestión, a diferencia de los que Vitré y Fougères, es de propiedad privada, con lo cual la visita del mismo se reduce drásticamente teniendo en cuenta que los actuales propietarios viven en él. Lo que cabe destacar es que el escritor Chateaubriand vivió allí una parte importante de su vida, justo el periodo que dedicó a escribir sus "Mémoires d'outre-tombe", una de sus obras más emblemáticas, basada en parte en sus memorias de infancia. Quedan en el castillo la recreación de su habitación de París, donde murió así como la habitación que supuestamente habitó de niño. El resto del recinto es un erial donde destacan los árboles centenarios y poco más. Nada de la delicadez de jardines a la inglesa que suelen acompañar este tipo de construcciones. Apenas unos bancos para los escasos visitantes.

La Roche aux Fées

Construcción megalítica llamada "La Roche aux Fées" (La roca de las hadas) -denominado "cairn"-, que se encuentra a las afueras de un minúsculo pueblo, no muy lejos de Rennes. Dicen que tiene la friolera de 8000 años y mide unos diecisiete metros de largo. Sirvió básicamente para enterrar a personajes importantes, jerárquicamente hablando dentro de la tribu. No se descubrió hasta principios del siglo XX cuando unos campesinos estaban desbrozando unos terrenos boscosos con el fin de prepararlos para sembrarlos.

Fougères

Impresionante vista desde lo alto de una de las torres de vigia del complejo del castillo de Fougères. Escuché atentamente las explicaciones de la guía sobre la historia de los acontecimientos que marcaron la historia de esta ciudad, que una vez fue punto de referencia de la industria textil de referencia en la Europa del siglo XVI.