miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cuando la identidad es anulada


La audiencia nacional ha rechazado hoy, en el curso de un proceso que se sigue por un asunto de muyahidines entrenados en Iraq, el testimonio de una mujer islámica por negarse ésta a declarar a rostro descubierto. La mujer lleva el tristemente famoso "burqa" que cubre casi por completo el cuerpo de las mujeres sometidas a las estrictas (y machistas) leyes del Corán. El magistrado ha declarado que sin ver el rostro de la mujer, no puede detectar si ésta miente o si alguna de las preguntas le causan sorpresa. Está claro que las creencias religiosas de ningún ser humano pueder impedir que la justicia siga su curso, ni están precisamente por encima de la ley civil. Lo paradójico del caso es que en una primera declaración ante el juez Garzón, la mujer lo hizo totalmente cubierta por el burqa. Finalmente, la mujer ha accedido adeclarar el próximo lunes con el rostro descubierto (la noticia menciona qué parte de su anatomía mostrará la mujer: "por debajo de las cejas y por encima del mentón"), eso sí, sin cámaras y sin público. Todo de lo más "natural" del mundo, teniendo en cuenta que si en alguna rara ocasión se ha llamado a declarar a una monja, ésta lo ha hecho con el rostro descubierto, aún siendo de clausura. Es una forma de garantizar el valor de las declaraciones y constatar las expresiones que muestra durante la misma.


Así las cosas, recuerdo que no hace mucho también saltó a la palestra una polémica similar en Francia. Resulta que en el país vecino se está tratando en el Parlamento el tema del burqa y una propuesta que se está debatiendo versa sobre la prohibición o no de llevar dicha prenda de "vestir" (es un decir) por parte de las mujeres musulmanas. Y el quid de la cuestión es dilucidar si es una imposición o si las mujeres se lo ponen libremente. Recordemos que el país vecino es laico a todos los efectos desde hace siglos. Una de las secretarias de estado francesa ha declarado que si se llega al convencimiento de que esta prenda constituye una obligación, se apruebará una ley que lo impida, al menos en territorio galo. Según esta misma secretaria de estado, el burqa "es un especie de ataud que mata las libertades fundamentales de la mujer, además de un signo de instrumentalización político del Islam". Sin embargo, algunas voces se elevan a nivel oficial en contra de cualquier modificación de las prohibiciones ya vigentes. A saber: ya está vedado llevar el velo en determinados ambientes como por ejemplo en las instalaciones de las diferentes administraciones y servicios públicos así como en los centros educativos. Esto último llevó al gobierno de entonces a enfrentarse abiertamente a buena parte de la comunidad islámica que vive en suelo francés. En estos momentos, el difícil equilibrio está a punto de romperse. Una portazoz de los socialistas franceses aboga por facilitar en primera instancia la integración de esas comunidades antes de que prohibirles nada.


He tenido en determinados momentos de mi carrera educativa a alumnas musulmanas que llevaban el hiyab (el tradicional pañuelo que cubre la cabeza) y para mí no ha supuesto inconveniente alguno a la hora de desarrollar mi labor. Pero tengo especial aprensión para aquellas indumentarias que cubren por completo a las mujeres. El burqa me parece un atentado contra la libertad de las mujeres. Da igual que los vendan de colores y texturas variados. Da igual que los diseños se hayan modernizado (modernizado?). Da igual que se trate de Iraq, de Afganistán o de cualquier otro país. Da igual que se trate de mujeres que viven en Occidente o en sus países de origen. Acaso no se han enterado estos individuos que obligan a sus mujeres e hijas a llevar esta cárcel portátil que los tiempos están cambiando, de hecho han cambiado en muchos aspectos ya en la sociedad y desde hace ya decenios? Precisamente las mujeres, que no hace tanto se sometían a la voluntad de sus maridos en Europa, ya se han rebelado y mandan a paseo a aquellos que les sugieren siquiera que no lleven tal o cual prenda o que rebajen sus colorines de maquillaje. Se trata de una cuestión de evolución de los derechos de las mujeres y de alcanzar una igualdad real en todo el planeta en cuestión de derechos básicos.


Y es por eso por lo que Europa se está volviendo cada vez más laica. Ya se conoce muy bien la relación directa entre religión y represión de la mujer. Recordemos que tristemente la mujer sufre la ablación del clítoris sólo porque el hombre le niega el goce sexual. Puro egoísmo basado en cuestiones de fanatismos y una supuesta superioridad de éste sobre aquella. Se supone que un estado laico es aquél que separa la religión del estado, y si nos atenemos a la imagen de la justicia como esa dama con los ojos vendados, se debería reconocer pues que no existe ningún culto religioso oficial ante los tribunales de justicia.


Dejando aparte la polémica situación de la enseñanza católica en las escuelas españolas y las actuales relaciones de amor-odio entre el gobierno y la iglesia, cabe mencionar que Francia es el único país de Occidente que nombra a obispos católicos en algunas de sus regiones, mediante un concordato. En las escuelas de esas regiones, se imparten clases de religión católica, judía y protestante de forma obligatoria. En estos casos, los alumnos de confesión musulmana deben pedir una dispensa para no asistir a esas clases. ¿Nos suena de algo esto? Paradojas en un país, que como decía, es laico y oficialmente no confesional. Y además todos los gastos derivados de la enseñanza de religión corren, como no, a cargo del contribuyente galo. La laicidad consiste a tolerar la práctica de una religión, sea cual sea, pero sin dejar de respetar los derechos universales del ser humano y el respecto de los principios fundamentales de cualquier estado, sea cual sea su sistema político. Primero se atiende a las leyes y luego se puede practicar la religión que nos dicte la conciencia: judíos, ortodoxos, católicos-apostólicos-romanos, testigos de Jehová, raelianos, budistas, maoístas o adoradores de la coliflor cósmica. Y francamente, creo que el hecho de llevar un burqa esta en contradicción con unos mínimos principios democráticos. Por lo tanto, debe ser prohibido. No se les está pidiendo que se desnuden; sólo que se les pueda ver la cara. Mostrar el rostro es menos problemático que pasar por un arco de detección en un aeropuerto, por ejemplo, y nadie se ha quejado de esto último. De hecho, para el común de los mortales es algo que no se entiende. Porque nuestro rostro es nuestra identidad. Recuerdo que hace unos meses, otra noticia controvertida saltó a los informativos cuando un alcande francés se negó a casar a una pareja porque la novia llevaba burqa y el marido se oponía a que ella mostrara su cara. La boda terminó como el rosario de la aurora, con el alcalde denunciado por el marido y el alcalde denunció al marido por intento de fraude, al no poder identificar a la novia como la persona con la que pretendía casar el novio. ¿Qué hacen estas mujeres cuando se desplazan y deben identificarse? Intentar siquiera normalizar un aspecto de una cultura/religión que choca con determinados aspectos democráticos de países occidentales es algo ilógico. Nunca podremos ver como normal este tipo de "vestimenta". Probad a ver qué ocurriría si a un hombre le ponen un turbante, se emboza el rostro y sale a la calle. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que lo detuvieran? Si se dejara expresar libremente (cosa que en estos momentos es pura ciencia-ficción) a todas esas mujeres, probablemente dirían que se asfixian bajo esos ropajes. Y conste que los ropajes, y en concreto el burqa no representa sino la punta del iceberg que asoma de otros problemas mucho más graves de atropello descarnado de sus propios derechos básicos como seres humanos y por supuesto como mujeres.

La integración en un país cualquiera pasa por la voluntad de comprenser su identidad, sus usos y costumbres y de compartir los valores comunes amén de respetarlos. Las religiones siguen siendo el opio del pueblo, unos reductos retrógrados de imposiciones milenarias y de fanatismos sinsentidos que sólo buscan imponer unos dogmas trasnochados. Recordemos no hace mucho las declaración de Nazinger en África sobre el preservativo y el SIDA.
Mientras la mujer no pueda vivir de su propio trabajo, se vea obligada a depender de su familia, de su marido o de un padre dominador, no le será posible huir de su entorno opresor. Muchas se dejan manipular por las promesas o los espejismos que le cuenten al oído, lo cual revela un déficit cultural e intelectual. Por eso, la educación juega a quí un papel de importancia capital. Claro que esos talibanes se cuidan muy mucho de que sus mujeres tengan acceso a la cultura.

No hay comentarios: