sábado, 15 de mayo de 2010

Zetapé sacó su tijera




Esta es la primavera de nuestro descontento. Me permitirá Sir William que le coja prestadas estas palabras, del principio de Ricardo III, con una ligera modificación, para mostrar mi descontento, mi rabia y mi impotencia. Y es que lo ha hecho. Lo que se suponía que no iba a atreverse a hacer (hasta hace una semana, lo negaba, cual bellaco), lo ha hecho con toda la parafernalia (léase la desvergüenza) a la que últimamente nos tiene acostumbrados. Así, como si de cualquier líder de la más rancia derechona se tratara, ha practicado una sangría sin precedente en la sociedad española para, supuestamente, salvar el culo de la economía (léase los bancos y las grandes empresas).
Ningún currito de a pie se esperaba que este pasado miércoles nos pasara a todos por el quirófano y, sin anestesia, nos realizara una de las mutilaciones sociales más brutales y dolorosas de cuantas hemos sufrido en lo que llevamos de democracia. Y el revuelo que estas declaraciones ha levantado han provocado ampollas de difícil curación, especialmente entre los funcionarios (colectivo al cual pertenezco), los pensionistas y las futuras mamás, entre otros. A los primeros, nos va a sajar con el bisturí del cinismo un 5% de nuestro ya mermado salario, que nos han congelado una y mil veces en los últimos años, a partir de junio. A las mamás, las va a dejar sin su cheque-bebé (uno de los "logros" de la política social que presentaban como "joya de la legislatura" a comienzos de su segunda legislatura). Lo de los jubilatas es de juzgado de guardia: les van a quitar parte de su ya raquítica pensión, congelando su revalorización. Ah! Y la ayuda al desarrollo va a verse reducida drásticamente. La inversión pública desaparecerá muy probablemente y los municipios se tendrán que apretar (aún más) los cinturones.
Y todo por ahorrar 15000 millones de leuros, que según ellos (y eso está por ver) nos remontará la economía de aquí a un año, reducirá el déficit y colorín colorado, España se ha arreglado. Permitidme que me empiece a descojonar. Y me río por no echarme a llorar. La situación tiene bemoles. Muchos están ya pensando en emigrar a otras latitudes, como si por arte de birlibirloque nos hubiéramos introducido en una máquina del tiempo y apareciéramos de pronto en los años sesenta del siglo pasado, con una fuga masiva de gentes que huyen de la miseria política y social del dictador. No conozco las tasas de desempleo de aquellas fechas, pero las de ahora mismo ya rebasan el 20%, cifras catastróficas si tenemos en cuenta la situación de los países del espacio euro.
En el insti comentábamos estos días la medida y nos mirábamos unos a otros sin dar crédito. Nos preguntábamos al unísono si también van a controlar de forma más seria la evasión fiscal de los gürtel y compañía; si las empresas que funcionan en negro corregirán lo antes posible sus fraudes y otras utopías... ¿Pero cuánto tiempo tardarán en comprender estos gobiernos europeos que la política que hasta ahora han practicado de sumisión a una ley de mercado capitalista que sólo favorece a unos pocos y jode a los demás nos va a llevar directamente a estrellarnos con todo el equipo y que nos convertirá en una sociedad muerta, hambrienta y rabiosa? ¿Y ellos? ¿Ellos se recortan también los sueldos? ¿Eliminan las dietas? ¿Viajan en clase turista? ¿Se compran un piso de 90 metros en la periferia?

Actualmente la derecha y la izquierda son dos conceptos que han perdido su significado, porque en la práctica reaccionan exactamente de la misma manera y toman las mismas decisiones tendentes a salvar el culo sin importarles aquellos que les votaron. Ya se sabe que las palabras se las lleva el viento. Encantadores de serpientes con ases en la manga. Lobos con piel de cordero. Mentirosos compulsivos, embaucadores profesionales... ¿Con socialistas como éstos, quién necesita fachas peperos? Nos siguen engañando con la idea de que la única fórmula es el bipartidismo al estilo "yankilandia", olvidándose de que hay otras alternativas. La crisis actual es el resultado de la explosión de las contradicciones inherentes al modo de producción capitalista. Y su sistema financiero es justamente la parte sumergida del iceberg de la crisis. Iceberg que el planeta debería destruir para que no le explote en plena cara dentro de muy poquito.
Personalmente, no pienso que ésta sea la solución para nuestro país. Bueno, ni para ningún otro. Lo que nos va a producir es precisamente el efecto contrario: una recesión del copón que nos va a dejar con una mano delante y otra detrás. Los gastos serán siempre mucho más elevados que los ingresos, por más que nos quiten una parte de nuestro sueldo. Y esto conllevará una fragilización del sector bancario y los mercados financieros se irán a tomar viento. Esta semana ya nos han dado un buen susto, al haber perdido la bolsa española un porcentaje nunca visto antes. Nos acercamos sin paliativos a un nuevo crack bursátil del 29.
Disculpadme si mi post de hoy es pesimista. Me queda el consuelo del desahogado al redactarlo.
Que Satán nos pille confesados a tod@s.

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