sábado, 1 de mayo de 2010

Cuatro millones seiscientos mil dramas

Precisamente hoy que se celebra el Día Internacional del Trabajo en todos los países, muchos habrá que maldigan su suerte por no poder siquiera celebrarlo. Las cifras que se han conocido esta semana no dejan lugar a duda. El paro galopante está alcanzando unas cotas alarmantes. Y es que ha rebasado ya la simbólica cifra del 20%. Y esto sólo en el primer trimestre de este año 2010.


Cuatro millones seiscientas mil personas no tienen la ilusión de llegar a final de mes para cobrar su nómina, porque no la tienen. Y de esas, muchas ni siquiera cobran ya el subsidio de desempleo. Desde el año 2007, en que esas mismas tasas eran del 7,9%, no ha parado de subir. Hace un par de años que estalló la burbuja inmobiliaria y que comenzó la escalada salvaje de cierre de empresas y quiebras varias. Volvemos a tasas del año 97 y esto no parece tener solución, al menos a corto plazo. Algunos expertos hablan de 2020 para que la economía española se pueda calificar de "salvada".


Y esto es lo que ocurre cuando un gobierno de izquierdas practica la verdadera política de derechas. El paro. Sin paliativos. Las muletas del capital que son la derecha clásica de toda la vida y la social-democracia liberal se lucen para que los primeros que se salven sean ellos. Total, qué les importa ahora no estar en el gobierno, si de aquellos polvos llegan estos lodos. Ellos ya tienen a buen recaudo sus millones libres de impuestos en paraísos fiscales (léase el caso Gürtel).


Esto no le resta responsabilidad a Zapatero, que no ha sabido o no demuestra manejar la situación con maestría. Pero Aznar, que ahora sigue soltando las mismas gilipolleces que cuando estaba en el poder (que ya es decir) está en el origen del desaguisado. Él y sus secuaces urdieron el pelotazo inmobiliario (expropiaciones y recalificaciones a granel) del que se enriquecieron escandalosamente y ahora se lavan las manos. El parapléjico mental Rajoy sólo sale a la palestra para despotricar todo lo que puede, cuando sale, claro. Es lo que pasa cuando se centra el crecimiento económico de un país en el ladrillo, obviando el I+D, porque según sus señorías, esos son mariconadas que hacen los demás, pero como Ejpañistán es un país de machos de pelo en pecho, aquí no nos hacen falta. Aquí, carajillo y fanfarronería a granel y si es acompañando trapicheos, mejor que mejor. Y qué propuestas salen de la boca de los dirigentes populares? Pues reducir el número de funcionarios (hay menos que nunca -en la educación es escandaloso el número de plazas que se están amortizando)... Bajar aún más las cargas sociales? Están a su mínimo histórico... Aumentar los impuestos? Ahí sí que veo a más de uno saliendo a la calle cuan revolucionarios yendo a liberar la Bastilla y emprendiendo su personal Revolución... Si no, al tiempo...


El discurso de la derecha más rancia es de piñón fijo. Si algo va mal, es culpa integral de la izquierda, con Zetapé a la cabeza. Esta gente debería hacérselo mirar por buenos psiquiatras porque eso de tirar la piedra, esconder la mano y encima descojonarse y/o criticar al que le está saliendo el chichón es pueril. Y claro, cuando las cosas pintan bien (verdad, Camps, Esperancita y compañía?), el mérito es todo de la derecha. Yo creo que en España no existe ya sentido común; no queda un ápice de ética, de honestidad. La clase política se ha desvirtuado, por no decir prostituido, por un puñado de parné. Los casos de corrupción se acumulan en los juzgados y esto suma y sigue. Estoy por echar el cierre y largarme a cualquier otro sitio.


Haciendo memoria, hace algunos años, España e Irlanda eran como esos alumnos que viniendo de familias de pocos recursos, ingresan en una escuela de élite. Eran buenos alumnos: poca deuda pública, ningún déficit presupuestario, gasto público moderado, fiscalización en la media, un derecho laboral flexible y... sindicatos inmobilistas. El sueño de cualquier candidato a la presidencia de ese país. Ahora tenemos un panorama desolador, frente a los demás "alumnos europeos" que están remontando una crisis mundial, con Alemania a la cabeza. Los griegos están lanzando llamadas de socorro desesperado (otro gobierno de derechas rancio y avaricioso, el de Karamanlis). Y hablando de parecidos razonables, tanto Grecia como Portugal, al igual que nuestra insigne patria padecieron hasta mediados de los setenta dictaduras fascistas que revolucionaron profundamente sus mentalidades favoreciendo las sospechas sobre los gobiernos y una falta evidente de confianza. Se desarrollaron unas formas de economías de supervivencia que no se han diluido todavía en el transcurso de las décadas. Y esa forma de vida que es el trapicheo no va a desaparecer de momento (de hecho, le auguro, desgraciadamente, una larga vida). No hay más que ver la corrupción endémica que campa a sus anchas en Italia (justicia, prensa, política... por poner tres ejemplos representativos.


Y a todo esto, no veo ninguna manifestación de parados reclamando por las calles del país soluciones a su situación. Claro que si uno rasca un poco en esas cifras astronómicas de parados, se dará cuenta de que sigue existiendo la sacrosanta (!) economía sumergida, y es que en eso en el Mediterraneo, somos campeones, amén de aquellos cursillos promovidos por las oficinas de empleo para maquillar las cifras puesto que cuando un parado accede a ellos, causa baja en las listas. Uno de los gestos más nefastos que haya podido llevar a cabo el gobierno actual ha sido sin ningún lugar a duda la regularización salvaje y masiva de inmigrantes (eran tiempos de vacas obesas del sector inmobiliario) y esta metedura de pata les está pasando una dura y onerosa factura en estos momentos.

Pues eso, feliz día del trabajo!

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