lunes, 9 de febrero de 2009

La pompa de jabón que explotó

Hasta hace unos pocos meses, en mi ciudad había más de una treintena de agencias inmobiliarias. A día de hoy, quedan menos de la mitad. No es que el tema de la vivienda me esté quitando el sueño ni mucho menos; soy de los pocos especímenes humanos ibéricos que carecen siquiera de hipoteca. Y de momento, visto lo visto, mi viejo sueño de comprar una casa en el norte para rehabilitarla se ha quedado estancado. Y es que tras pinchar estrepitosamente la tan nombrada burbuja inmobiliaria, los precios se están desmoronando de manera estrepitosa por momentos. No hay más que mirar los escaparates de las pocas agencias inmobiliarias que quedan en pie tras el batacazo para darse cuenta de que en la mayoría de fotos de propiedades en venta, han colocado un obsceno letrero de "ha bajado de precio". Lo nunca visto!

¿Hasta dónde caerán los precios? Esa es la pregunta que se hacen los (cada vez menos) que en estos momentos se están planteando comprarse una vivienda. Y es que cuando nos damos cuenta de que en sólo diez años los precios se han encarecido más de un 140%, no es raro que la gente se lleva las manos, no ya a la cabeza, sino al cielo. La especulación ha dicho basta. El año pasado, los precios llegaron a su máximo histórico y alcanzaron el Everest de la especulación. Y claro, ya lo dicen los budistas: todo lo que se eleva termina por desplomarse. A partir del verano, los precios empezaron a caer (hasta el momento el precio de la vivienda nueva roza un 40% de caida). Comentan los expertos que el ciclo bajista podría durar probablemente hasta el año 2011. Además vaticinan que los resultados de esos ajustes de precios será bastante violento. Y es que entre los bancos que ahora conceden créditos con cuentagotas y la economía doméstica del españolito de a pie con mínimos históricos no augura un panorama demasiado halagüeño. Las cifras de venta en la vivienda de segunda mano no presenta mejores opciones. Y eso que cuando se les preguntaba hace unos meses, los "expertos" decía que no había por qué preocuparse, que todo iba bien... Alucino en cuadros escoceses...

A algunos, la burbuja les ha estallado en las manos... y se han hecho "pupa". Y es que cabe preguntarse qué han hecho los gobiernos (nacional, autonómico y local) para que hayamos llegado a estos extremos. Porque, digo yo, que parte de responsabilidad tendrán, no? En la gran mayoría de los casos, se han limitado a firmar cesiones y ventas de terrenos para edificar (y si no eran edificable, a recalificarlos) sin calcular la (ir)responsabilidad de sus actos. Los bancos, a su vez, no le han ido a la zaga y se han dedicado a conceder hipotecas sin mirar bien a quiénes se las otorgaban. Una amiga que trabaja en una entidad bancaria de las de primera línea nacional me comenta que están trabajando diez horas diarias en su oficina, y más, para llevar a cabo todas las operaciones derivadas de embargos de viviendas por impago de sus recibos hipotecarios. Muchos "panchitos" se han ido a sus países de origen con las manos en los bolsillos y han dejado las llave de su vivienda recién estrenada al director del banco.

Pero lo que más me alucina es comprobar que no ha habido, ni por asomo, voluntad de equiparar los sueldos de los trabajadores a esas monstruosas subidas en el mercado inmobiliario. Y es que pagar una hipoteca en estos malos tiempos para la lírica inmobiliaria supone mucho más del 50% de los ingresos de un español medio. Los tiempos en los que los listillos de turno compraban para especular ya han terminado, y vaya si han terminado! Los billetes de 100€ que se transformaban en dos de 200€, merced a los trapicheos de la vivienda. Ya está bien de especuladores obscenos. El mercado inmobiliario se está hundiendo y ya era hora. Está llegando el tiempo en que la gente normal podrá por fin alojarse en viviendas dignas y precios razonables.

Cabe mencionar, no obstante que alguna parte de responsabilidad recae en aquellos compradores, que cegados por el materialismo a ultranza que nos invadió hace ya algunas décadas, se han dedicado a vivir por encima de sus posibilidades, y se han embarcado en un piso/dúplex/adosado que les suponía endeudarse para los próximos cuarenta años, con un sueldo de reponedor en un hipermercado, o peluquera de barrio o empleado de gasolinera (por poner unos pocos ejemplos, y con el máximo respeto para estas profesiones) con tal de aparentar lo que no eran ni remotamente iban a llegar a ser nunca. Y es que no he conocido ningún país de los siete en los cuales he vivido con una fiebre propietaria tan cegadora como España. Comprar lo que sea y a cualquier precio le ha salido muy caro. Si a eso le sumamos los subidones del Euribor, el cóctel para una crisis a nivel mega está servido. Y las agencias inmobiliarias, frotándose durante años las manos... Ahora, algunos constructores no solamente van a bajar de forma más o menos razonable los precios astronómicos de sus bloques de viviendas, sino que alguno se las van a tener que comer con patatas (léase el pocero y sus urbanizaciones de Seseña). Mi amiga del banco me comentaba no hace mucho que si quería conseguir una vivienda por un 50% (o incluso casi a precio de ganga) de su valor, no tenía más que ponerme en contacto con el director de la sucursal para conseguirla de una subasta. Y es que los que no están entrampados hipotecariamente hablando, y tienen intención de comprarse una vivienda, pueden conseguir fácilmente una buena ocasión a un precio más que razonable.

En tiempos de crisis, se impone una tendencia natural al ahorro. ¿Pero quién confía en la maltrecha bolsa? ¿Y en los bancos? ¿Qué puede haber que sea fuerte, que no sufra con una crisis como la que se está instaurando y que no saldrá perjudicado cuando se instale la inflación para salvar los culos de los gobiernos? Y que encima es necesario para vivir... Es más que probable que la tendencia a la baja continúe durante los próximos 12-18 meses, pero la tendencia contraria podría instalarse más rápido de lo previsto tras ese plazo. Claro que tengo en cuenta que no es lo mismo un piso en el centro de una capital que una casita en medio del campo. Y es que los precios no pueden evolucionar de manera generalizada.

He estado ojeando una página de inmobiliaria en Francia (venta entre particulares; una de tantas) http://www.partenaire-europeen.fr/ y me he alucinado de ver propiedades con condiciones (estado, metros, precios, etc.) mucho más razonables que cualquier otra en nuestro territorio. También existe un programa que se puede uno descargar, llamado Standard and Poor's (Case Shiller Home Price Indices) consistente en una tabla de excell con los precios mensuales de casas en una veintena de ciudades norteamericanas desde hace una década. En este programa, se comprueba que cuanto más ha subido una propiedad, más baja posteriormente. Y eso no se ha acabado. De hecho, creo que no ha hecho más que empezar.

Ya llegará el tiempo en que podré ver cumplido mi sueño, y espero que no tenga que esperar a la jubilación...

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