viernes, 15 de mayo de 2009

Escobillas del váter y otras minucias


Están empezando a rodar cabezas en la Pérfida Albión...
Y es que el órdago que se ha montado es de idem a raíz de haberse hechas públicas las listas de los gastos personales que sus señorías endosaban al erario público. Pensábamos que Gordon Brown había tocado fondo, después de vérsele el plumero en su fallido intento de denigrar a los conservadores pero esto ya le ha hecho batir sus propios récords de impopularidad. A menos de un mes de las elecciones europeas, resulta que se ha hecho público el enésimo escándalo en las filas del laborismo británico. Al parecer, los integrantes del gobierno de Brown se han pillado los dedos incluyendo gastos personales de la más variada índole y cuantía en sus balances profesionales. Y el primer ministro tampoco se ha salvado de la "quema", de hecho se ha hecho público que destinó más de 7.000€ para darle una "pasadita de limpieza" a su apartamento. Y para partidas "exóticas", las de algunos que se han hecho reembolsar miles de libras por gastos de barbacoas, laca de uña, un cortacésped, comida para perros o escobillas para el váter. Si Brown pone un circo, le crecen los enanos. No se habían acallado todavía los ecos de los gastos con cargo al erario público de la ministra del Interior de hace unas pocas semanas (en este caso, el coste de películas de contenido X vistas por su esposo) que nos sacude la absurdez de un concepto que aparece en dichas listas: nada menos que un abrelatas (?) por importe de 6€.
Cuando la recesión ya golpea fuerte a Europa, algunos gobiernos todavía no se han percatado de que un simple cambio de hábitos bastaría para ir capeando el temporal de la recesión. De hecho, los países nórdicos ya llevan décadas reduciendo gastos evitables con comportamientos sensatos y prácticos: los suecos, por ejemplo, en donde los diputados y/o ministros comían en una cantina colectiva con mucho parecido con un simple comedor de empresa. Despachan asuntos oficiales en despachos que no pasan de 20m2 y amueblados en Ikea (por supuesto!). En cuanto a los móviles, y precisamente para evitar los abusos, disponen de un sistema de reconocimiento de llamadas personales que las discriminan de las personales con el fin de hacer una factura separada de ambos gastos. Tampoco pido que imiten a los suecos, pero hay un término medio, que creo que es el de la sensatez y del sentido común.

Cuando a un político se le elige en sufragio universal, se beneficia de un mandato por parte de sus votantes y quien dice mandato, dice confianza, y cuando ese elegido legítimamente (léase democracia) no respeta la legalidad (estado de derecho) debe dimitir ya que ha roto esa confianza violando la ley. En las verdaderas democracias (y no las bananeras como algunas que no nombraré), como son las de los países escandinavos, donde por ejemplo dimitió un ministro por haber comprado pañales para su hijo con dinero público), el estado de derecho tiene su verdadero valor y sentido ya que los hombres políticos no se sienten por encima de la ley. En esas democracias bananeras que omitía más arriba, ni dimite ni Camps ni Fabra por poner un ejemplo, que ya es decir, esos que se hacen trajes a medida a cambio de favores.

Lo del abrelatas ya va más allá de la simple torpeza. Es simplemente grotesco con respecto a los impuestos que a los ciudadanos de a pie nos aplastan. La clase política inglesa mete mano en las arcas públicas. Ya no están al servicio del pueblo, sino que se llevan el dinero del pueblo. Es sólo un pequeño matiz de términología. Espero que en las próximas elecciones a primer ministro, los votantes se acuerden de estas pequeñas minucias. Una buena patada en el culo a algunos obraría milagros.
De hecho el año que vienen, vuelven a votar los británicos... Estaré expectante a ver qué pasa por las urnas de la Pérfida Albión...

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