viernes, 15 de mayo de 2009

Psiquiatra de vanguardia

Acabo de leer que Carlos Castilla del Pino acaba de fallecer a los 86 años en Córdoba, en el Hospital de San Juan de Dios.

Le conocí en persona cuando durante la carrera, nuestro profesor de crítica literaria, José María Pozuelo Yvancos, nos recomendó la lectura de una novelita de este psiquiatra, llamada "Una alacena tapiada". Tras la lectura, el profesor nos dio un día la sorpresa de traerlo a clase. Allí, pudimos preguntarle en directo aspectos literarios y semánticos de su obra. Nos contó que la historia estaba basada en el relato (novelado, eso sí) que una de sus pacientes le había contado años atrás. La figura de este hombre me impactó tanto que a partir de ese momento, seguí la pista de sus escritos (de hecho, una de mis últimas adquisiciones fue "Un estudio para la depresión", que considero una lectura apasionante), de sus entrevistas en prensa, en televisión...

Luego el destino quiso llevarme al pueblo de Castro del Río, en Córdoba, donde residía en la calle Corredera, en la famosa "casa del olivo". Aunque ya en edad de jubilarse, seguía pasando consulta en su despacho de la Ronda de Tejares de la capital, y de hecho, recorría los 40 kms. todos los días en su propio coche. Recuerdo que durante mi estancia en el pueblo, le envié una carta, proponiéndole dar una charla a los alumnos del Instituto donde trabajaba (el IES Ategua), a la cual respondió amablemente, con la escritura minúscula, casi ininteligible y típica de los médicos, excusándose por lo repleta de su agenda, pero prometiéndome tenerlo en cuenta para una siguiente ocasión. No era extraño verle pasear por las calles del pueblo, al atardecer, como un castreño más... Posteriormente, poco después, le volví a ver cuando vino a la biblioteca municipal a una entrevista radiada con motivo de las fiestas culturales organizadas por el ayuntamiento. Y esa fue la última vez que le vi en persona. Luego dejé Castro, pero esa es ya otra historia.

Descanse en paz.

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