domingo, 12 de julio de 2009

La gripe A y otras alertas exageradas



Sólo el tiempo nos dirá si estamos frente a una epidemia peligrosa o un bulo más de la prensa sensacionalista cuyos síntomas sintácticos son tales como: "nivel de casi alerta máxima" o "casos altamente sospechosos" vacíos de contenidos, pero, y eso ya lo hemos experimentado para otros asuntos, muy visibles. Otros efectos secundarios de esta patología, como el júbilo del periodista al emplear un montón de términos que no maneja bien ni siquiera él mismo que quedan genial en papel impreso, como si se tratara de una de esas películas de Jolivú, son igualmente impresionantes y efectivos.


Pasado el primer susto de México, que nos quedaba más bien lejos y por lo tanto no podía la prensa local emplearse a fondo, nos queda unos ochocientos casos para una población de más de cuarenta y cuatro millones de habitantes. Lo cual es más bien poco. Habría que exigirles a estos periodistas de pacotilla algo de seriedad y algo menos de amarillismo. Para ejemplo, un botón. El SIDA sigue matando muchas más personas que esta nueva gripe (sea la aviaria, H5N1 o la mal llamada porcina, la "A", H1N1). Además la noticia tenía visos de epidemia en un país en el cual la falta de agua, y por extensión, de higiene es palpable. Este no es el caso en nuestro país.


La gripe común, esa que las autoridades sanitarias intentan evitar en la medida de lo posible cada nueva temporada de otoño-invierno, y que hace procesionar a jubilados por los centros de salud, mata cada año a medio millón de personas en el mundo y no he visto que en las noticias le estén dando constantemente publicidad, ni en la tele, ni en la radio, ni en la prensa. ¿Será cosa de despistar al personal sobre la crisis en la que estamos cada días más enfangados? Debe ser, digo yo, que los gobiernos nos toman por tontos, porque de otra forma, no me lo explico.


Otro ejemplo significativo para restarle importancia al tema de la gripe A es el número escandalosamente alto de muertos por accidentes de tráfico en el mundo y sin embargo, al menos aquí, en Ejpaña, nos recuerdan sutilmente los lunes, cuando hacen balance del finde. Si el lector es un poco curioso y se interesa por el trasfondo del tema, comprobará, al igual que he hecho yo, que hay intereses comerciales ocultos en forma de vacuna, llamada "Tamiflu", que por cierto, no estará en medida de comercializarse en Europa hasta finales de año, más que nada porque los millones de dosis que están en estos momentos disponibles ya han caducado (léase que desde la otra gran catátrofe de la gripe aviar del 2005 se habían quedado en los almacenes farmaceuticos y ya nadie se había acordado de ellos hasta ahora). Y claro, tienen que volver a fabricar unos cuantos millones de dosis para atender a toda la población, y ya no sólo a los abueletes jubilados, porque claro, ahora todo el mundo es suceptible de pillar esos condenados bichejos y mandarte de camino al hospital. Porque esa es otra; ¿saben la OMS y los gobiernos de los diferentes países la envergadura del "problema"? Yo creo que ninguno sabe finalmente el alcance real de esta gripe ni su capacidad para propagarse. Y por supuesto, mucho menos el ciudadano de a pie.


¿Alguien se ha parado en reflexionar en todas las alertas exageradas que han lanzado los diferentes medios de comunicación en los últimos 20 años? Vacas locas: 20 casos confirmados en 10 años de estudio (aquí se arremangaron rápidamente para enterrar en cal a millones de vacas en toda Europa de la noche a la mañana) y millones de euros tirados a la basura. El SIDA: mucho ruido desde principios de los 80 y muy pocas nueces para escasos medios que han tocado el tema de las ETS (enfermedades de transmisión sexual), cuyo máximo esponente es la sífilis, más peligrosa si cabe que el VIH y que está sufriendo un auténtico repunte alarmante entre los jóvenes.


Sí, es cierto que la nueve gripe ha causado algún que otro muerto, pero se han producido porque existía con anterioridad otras patología que han sido decisivas. La gripe A no es mortal per se.


En serio. Me río de la gripe esta nueva y de sus primas hermanas. Hay que ser prudentes, sí, pero no caer en la paranoia. En el siglo XVIII, una epidemia de peste diezmó la mitad de la población de una ciudad importante como Marsella. En los primeros años del siglo pasado, la mal llamada gripe española costó más de cuatro millones de muertos. Hay que mantener la calma y no alarmarse por un virus que es perfectamente tratable, a pesar de sus (supuestas) mutaciones.

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