sábado, 21 de agosto de 2010

Morlaix

Llegué a Morlaix, no exactamente como turista, sino buscando desesperadamente una asistencia técnica para mi GPS que ya me había estado dando problemas días atrás, hasta que finalmente dejó de funcionar. Y la encontré. Fue un especie de milagro dentro de la situación que me preocupaba relativamente. Mientras me lo reparaban, me pateé la ciudad de arriba abajo, ya que no es muy grande. Visité un par de museos y hasta comí en un encantador restaurante.
El centro histórico depara muchas y bellas sorpresas en forma de edificios históricamente importantes. Para muestra sólo un par de ejemplos: el museo Jacobino y la Maison à Pondalez, que data del siglo XVI.

Y el museo Jacobino de Morlaix, que albergaba en el pasado un monasterio, y que en la actualidad ofrece una amplia colección de elementos tradicionales de la vida bretona, así como una retrospectiva de un pintor contemporáneo de Picasso, Jacques Burel.


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