lunes, 30 de agosto de 2010

Lecturas de verano (4)

En realidad esta lectura es una re-lectura, ya que ya la había leído años atrás. Pero cayó en mis manos y me dije que no estaría mal volver a leerla.

"Une vie" de Guy de Maupassant cuenta la historia de Jeanne, una jovencita ingenua que ha vivido la mitad de su corta vida en un convento, alejada de la realidad. Al cumplir 17 años, es reclamada por sus padres, unos aristócratas que parecen vivir en una perpetua luna de miel. Al salir de ese ambiente aséptico, neutro e irreal se dará de bruces con la realidad. La idea que tiene sobre el amor está originada por lecturas románticas que idealizan las relaciones entre hombres y mujeres y con esa idea en mente se lanza a los brazos del primer hombre que responda a ese patrón.

Feliz por salir del convento, descubre la vida, o la idea que para ella debería tener la vida (casarse con el amor de su vida y pasar el resto de su vida al lado de él, siendo felices y comiendo perdices; tal es el esquema mental que le ha quedado tras la lectura de libros de amores idílicos). Unos padres cariñosos, protectores, no podrán retenerla frente a lo que ella considera el gran amor. Su encuentro con Julien la marca profundamente pero él está muy lejos de ser un personaje recomendable. Tras un breve noviazgo, se celebra la boda con ese hombre del que se siente profundamente enamorada pero del que desconoce casi todo. La escena de la noche de bodas es significativa, emocionalmente hablando. La candidez de la muchacha se lleva un buen varapalo, frente a la experiencia que demuestra tener el recién casado en materia carnal. Y es ahí precisamente cuando ella se da cuenta de que a partir de ese momento, su vida, la vida por ella soñada, se reducirá a un aburrimiento mortal. Con veinte años, y sin nada más que hacer sino vegetar al lado de un hombre que muy pronto se cansa de ella y la engaña esa misma noche de bodas con la criada. El marido infiel se revela también avaro, frío, duro... Y Jeanne añora su vida inocente del convento. ¿Qué esperar de la vida ahora que ya consiguió todos sus sueños?

A partir de ese momento, la melancolía lo invade todo, las primeras desilusiones, el aburrimiento, el distanciamiento de su marido y el descubrimiento brutal de la infidelidad más abyecta cuando sorprende a su marido en la cama de su criada. Muy pronto queda embarazada y su nuevo estado le servirá de excusa para volcar su atención en algo concreto. El hijo se convertirá en su única razón de vivir, llevando su amor de madre hasta extremos insanos. De hecho convertirá a ese hijo en un ser hiperprotegido, caprichoso, voluble y tirano. Mientras tanto, el marido multiplicará sus infidelidades hasta el día de su muerte, causada por el marido despechado de la amante que los descubre y que se toma la justicia por su mano.

La vida continua en ese castillo frío y cada vez más vacío porque el tiempo transcurre y los padres van pasando a mejor vida. El hijo de mamá va creciendo y se convierte en un jugador sin escrúpulos que frecuenta muy malas compañías, como no podía ser de otra forma, dilapidando la fortuna familiar y sumiendo en la desesperación a la madre que cada día se encuentra más hundida anímicamente. El final tan inesperado como insólito sorprenderá a más de uno.

Esta es en síntesis la historia de Jeanne, pintada maravilosamente por Maupassant, que describirá con lujo de detalles su declive personal y degradación psicológica. Aunque se puede afirmar sin ápice de duda que la vida de la gran mayoría de las mujeres de este convulso siglo XIX no difería mucho de de la relatada por el autor. Aunque la búsqueda del amor ideal y de la felicidad tampoco es tan diferente de los tiempos actuales. En realidad, el obtetivo de la esta que fue la primera novela de su autor no es contar una simple anécdota o una historia individual de una mujer de la alta burguesía francesa sino la condición moral de la mujer que no puede evitar ser una esclava de sus propias circunstancias; un simple objeto pasivo y pasajero del marido; un vulgar elemento decorativo que se convierte poco a poco en un ser alienado y desencantado de su propia existencia. Si se hace con una mente abierta de nuestros tiempos nos removerá las tripas, deseando secretamente que Jeanne se revuelva contra su marido, contra las convenciones sociales, contra su situación de pasividad. Porque en realidad el objetivo del autor no es otra que, a través del relato, convertirnos en la protagonista, contagiarnos de sus emociones, sus vivencias y sus reacciones, sufrir sus decepciones y sus angustias y, aunque en raras ocasiones, hacernos partícipes de raros momentos de felicidad y plenitud. Y quedarnos con la última frase de la novela que resume sabiamente la esencia de mismo: "La vida, sabe usted, no es nunca ni tan buena ni tan mala como se cree".

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