sábado, 26 de julio de 2008

Conversaciones con mi acupuntor




Lo primero que leo en un periódico es la página del final. No sé qué interpretación psicoanalítica haría el tito Sigmund de este hecho, pero quizás pueda yo darle una explicación mucho más anodina y es que persiste en mí la costumbre desde pequeña, cuando se forjó en mí el hábito/vicio de la lectura, de leer el final de un libro (o cualquier elemento que se pueda leer) antes de comenzarlo por el principio. Impera en mí la curiosidad inocente de una mente abierta que afortunadamente sigo conservando. También puede ser que en una vida anterior hubiera sido un/a erudito/a en lengua árabe, y de ahí empezar por ese lado...


Chi lo sa? Who knows? Qui sait?


El caso es que acabo de leer algo francamente brillante en el periódico. Y precisamente en la última página. Se trata de una entrevista a una indígena de Alaska, llamada Rita Pitka, y componente del Consejo Internacional de las 13 abuelas. Y una de sus frases dice así:


"Hemos de permitirnos ser nosotros mismos; tomaos vuestro tiempo; considera y respétate a ti mismo; estate abierto y verás cómo tus necesidades se cumplen; en resumen: sé quien eres y di lo que sientas; el resto no importa."

Esto viene precisamente al hilo de lo que hablábamos mi acupuntor y yo ayer tarde, en nuestra consulta semanal. Aunque joven, es una persona sumamente sabia, que es lo que deduzco sin conocerlo mucho. Cuando ya hubo colocado las muchas agujas en la geografía de mi cuerpo, me estuvo diciendo lo importante que es mantener un equilibrio entre mente y cuerpo. Y sobre todo escuchar al propio cuerpo, que es mucho más sabio que uno mismo, que al fin y al cabo es sólo humano, y como tal imperfecto. Así, y sólo así, podremos comprendernos a nosostros mismos. Cuanto más abierta tengamos la mente, mejor podrán circular las energías del universo que al fin y al cabo son las que nos hacen funcionar.


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