martes, 22 de julio de 2008

Oposiciones de secundaria y otras hierbas (factores de riesgos)

He pasado las últimas tres semanas formando parte de un tribunal de oposiciones de secundaria. Ha sido duro, a ratos durísimo casi, pero he sobrevivido y lo cuento.

No exagero cuando afirmo que me he dejado la piel, o más concretamente, la salud, y es que todo el trajín de calores varios se ha saldado con una estancia de un par de días en un hospital. Se han dado una conjunción de varios factores que han resultado en mi ingreso en urgencias. Por un lado las condiciones inhumanas en las que hemos tenido que desempeñar nuestra labor. La temperatura media, durante las dos primeras semanas, en el insti donde estaba la sede de los tribunales de mi especialidad rondaba los 40º. Y se dice pronto, pero hay que vivirlo para saber lo que es estar encerradas entre cuatro paredes ocho y diez horas seguidas, de lunes a sábado mañana. Los tribunales se componen de cinco personas: un presidente, un secretario y tres vocales. Y eso multiplicado por los seis tribunales que hemos convivido en un mismo edificio. Jornadas maratonianas, agotamiento intelectual, cansancio físico, multitud de tareas de corrección, concentración hasta el límite de lo imaginable... Pues eso, que me he pasado dos días enganchada a un gotero, y encima a dieta absoluta, lo que quiere decir que ni agua he tomado durante cuarenta y ocho horas. Eso sí, el enfermero de turno bromeaba con que me iban cambiando el tipo de suero que me enchufaban: ora salino, ora glucosado... Enfin, una variedad que ríete tú de los buffet que nos ponían al mediodía en el restaurante El Churra. Al final, ya le suplicaba a las enfermeras que me dieran algo de comer, aunque sólo fuera una taza de caldo, un zumo... algo que llevarme a la boca. Finalmente, y viendo que estaba deseosa de salir cuanto antes de aquellas cuatro paredes (porque encima la clínica tiene habitaciones individuales y no podía hablar con nadie), y a la vista de mi recuperación física (sin ninguna patología reseñable) me expidieron el tan ansiado parte de alta.
Pero como una es muy responsable, en vez de tomarme un par de días para recuperarme intelectualmente, volví a mis obligaciones en el tribunal.
Afortunadamente, al día siguiente de mi salida del hospital, empezó a cambiar el tiempo, y las temperaturas fueron cayendo gradualmente hasta unos valores más o menos soportables, cosa que agradecí sobremanera.
El pasado viernes, terminé con mis obligaciones en el tribunal, y por fin, puse rumbo a mi casa, que me estaba esperando con las paredes abiertas. Cuatro días después de aquello, todavía me estoy reponiendo.

P.D. Mi amiga Carmen María ha aprobado sobradamente y ya es profe profesional! Enhorabuena, niña, te lo mereces!

1 comentario:

Carmen María dijo...

Muchas gracias, por tu felicitación!! Imagino que sabrás que soy tu amiga Carmen María. Eres un cielo Virtu