domingo, 9 de noviembre de 2008

¡Bienvenidos a Paranoialandia!


Se acaban de poner en marcha en algunos aeropuertos europeos unos arcos de detección de seguridad muy particulares. Según dicen, pertenecen a una nueva generación de controles y ya se han disparado las opiniones sobre su conveniencia o no.

¿De qué se trata? Pues a primera vista es una simple cabina en la cual los pasajeros que van a tomar un avión se introducen. Están llamados a sustituir a los tradicionales arcos que hacen sonar una alarma cuando se tienen en los bolsillos monedas, llaves u otros objetos metálicos, amén de las hebillas de los cinturones. Con este aparato, ya no hay necesidad de quitarse nada, ya que literalmente, es una máquina que "desnuda" al incauto pasajero. O dicho de otra forma, el escáner incorporado revela la anatomía del que se introduce en ella gracias a una novedosa (y traicionera) técnica llamada "de ondas milimétricas". Con este procedimiento, que muestra el cuerpo del pasajero se hace imposible disimular cualquier objeto bajo la ropa. La principal ventaja del escáner corporal reside en su capacidad de detectar todo tipo de líquidos y objetos, y no solamente el metal.

El procedimiento parece simple: el pasajero entra en la cabina, levanta los brazos y vulve a salir de ella. Duración del proceso: 3 segundos. Ya no se formarán largas colas y penosos procesos de cacheo, ni viajeros con sus zapatos en la mano. Sin embargo, y ahí está el quid de la cuestión, no todos son ventajas en el aparatejo de marras. Y es que como decía, el incauto pasajero es "desnudado" literalmente, lo cual permite ver a los controladores los genitales, los pechos e incluso si la fémina que está dentro de la cabina lleva implantes mamarios. Es decir que el que esté al control se va a poner las botas, ya que verá a "tutilimundi" como dios lo trajo al mundo. ¿Y dónde está la ética en todo esto? ¿Algún día veremos en los aeropuertos cabinas... de pelis X?

¿Seguridad o intimidad? Gran dilema éste para las autoridades europeas en materia de aeropuertos. Aunque según dicen, se formarán dos colas, una para hombres y otra para mujeres, y los que controlen serán del mismo sexo. ¡Qué bien se lo van a pasar los gays y lesbianas! Ah! Y las imágenes se borrarán instantáneamente. En el país más puritano del mundo, EEUU, la medida ha sido acogida malamente, con miles de protestas por parte de los viajeros. Pero estas protestas se las pasan los gobiernos por el forrillo izquierdo, en nombre de la seguridad nacional.

Vaya por delante que no viajo en avión desde el verano del 2005, cuando fui a Irlanda, y conozco de cerca las medidas de seguridad que imperaban entonces (lo de los zapatos en la mano antes de embarcar, por ejemplo). Pero es que me da que no voy a volver a pillarme un avión si tengo elección. De hecho, pienso que el transporte aéreo ya huele a muerto desde hace tiempo, más concretamente desde el fatídico 11 de septiembre. Y es que cada nueva incursión en una supuesta seguridad aérea representa una intrusión cada vez más escandalosa del estado y de sus aparatejos en la vida íntima de las personas. A principios de septiembre de 2001, antes del atentado a las Torres Gemelas, volé desde Santa Cruz en Bolivia a Madrid, con escala en Sao Paulo, y ya había controles exhaustivos de seguridad. Ya se controlaba la identidad de los viajeros, las restricciones sobre el contenido del equipaje de mano, la necesidad más frecuente de dar más y más datos cada vez más personales, los pasaportes con datos biométricos, y ahora, el remate del pastel es que nos van a "desnudar" literalmente... A estos niveles, el transporte aéreo hace una labor de laboratorio. Somos unos cobayas, unos conejillos de india puros y duros. Porque aquí se está ya traspasando unas parcelas de la vida que no se deberían tocar. ¿Hasta cuándo los consumidores deberemos pasar por el aro, y nunca mejor dicho, sin rechistar? Porque otra cosa, ¿quién me dice a mí que esas "ondas milimétricas" no son perjudiciales para la salud? Ah! esperad, que me dicen al oído que es por nuestro bien. Entonces, ala, no se puede decir ni mú... Pos nada, a despelotarse y listo!

¿Para cuándo un escáner psicológico? Ya puestos a ir siempre en beneficio de la seguridad en vuelos, sería interesante que viéramos un día controles a través de escáneres psicológicos para detectar los desvaríos mentales de todo tipo, perfiles "pre-criminales", etc. en nombre de la sacrosanta seguridad. Me estaba acordando de aquella película del Spielberg, con Tom Cruise de poli del futuro. Y digo yo que si tan preocupados están en nuestra seguridad, más les hubiera valido que hubieran revisado comodiosmanda el Boeing de Barajas, que ahí se lucieron con todo el equipo los de seguridad de vuelos. De hecho, exite por esos mundos de dios, una lista de las compañías que tienen vetado aterrizar en los aeropuertos europeos.

Pienso que esto de los arcos despeloteadores no puede ser la única solución contra el terrorismo internacional. No se puede seguir haciendo la guerra en estos lugares en nombre de no se sabe bien qué, y protegerse emparanoiando continuamente al ciudadanos de a pie.

Lo próximo, ¿Qué será? ¿Dar nuestra huella genética para poder viajar? ¡Bienvenidos a Paranoialandia!

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