martes, 25 de noviembre de 2008

Un payaso del Caribe


No perdería ni cinco segundo de mi tiempo hablando sobre este dictador mequetrefe de tres al cuarto de no ser porque el pasado finde se celebraron elecciones para elegir a los gobernadores, alcaldes y diputados en Venezuela, perdón en la "República Bolivariana de Venezuela!".
En un país en donde la carencia de bienes materiales es considerada por este tipejo como un mal menor mientras le entran los dólares esos de los que tanto reniega por el petróleo que saca de sus pozos, los resultados finales de estos comicios regionales le deben haber sentado como un tiro, ya que si bien sus secuaces han ganado en los núcleos pequeños, la avanzadilla de la oposición gana adeptos cada vez con más fuerzas en las grandes ciudades. De hecho debe ser por eso que prohibió la venta de alcohol durante en fin de semana, no fuera a ser que la gente se emborrachara y no le votara... Aunque estas elecciones no son para renovar a Chávez en persona como presidente, la oposición denuncia que se ha prodigado demasiado en la campaña electoral. Los electores se han estado quejando que se han dejado a un lado los problemas reales del país (como por ejemplo que la recogida de basuras se ha paralizado y se amontonan toneladas de inmundicias por las calles o la alarmante creciente inseguridad merced a los secuestros express) y se ha puesto demasiado el acento sobre el nuevo socialismo del siglo XXI demasiado teórico. De hecho Caracas se ha convertido estos últimos tiempos en la ciudad más peligrosa de América Latina en cuanto al número de agresiones y asesinatos que son cometidos a diario.
No quisiera ser agorera, pero voces críticas señalan que Chávez fue elegido para "reinar" hasta el fin de sus días, que ya no habrá más elecciones. Y es el resultado de una situación en la cual los medios de comunicación han obrado con una eficacia proverbial teniendo en cuenta que aquellos que no obedecen consignas chavistas son "decapitados" ipso facto. Las palabras "autoritarismo, populismo, dictatorial" no son bienvenidas. Aunque ya lo decía el tristemente célebre Goebbels: "Para que una mentira se convierta en verdad, basta con repetirla mil veces".

La situación actual en aquel país es poco menos que desesperada. Imagínense que para que un venezolano se plantee salir al extranjero, se le exige un mínimo de 4000 €. Dramático si no fuera porque al frente de la gestión nacional tienen a un payaso que se dedica a invitarse a las televisiones e interrumpir programas de televisión cuando y dónde se le antoja. Este tipejo es el paradigma del nepotismo más brutal, habiendo enchufado a todos sus familiares en puestos clave del gobierno y de su administración: padre gobernador, hermano alcalde, otro hermano ministro... Es normal para una república bananera que amenacen de muerte a aquel trabajador que vota contra el mequetrefe. Son sólo algunos ejemplos de la corrupción y el autoritarismo de un régimen que supuestamente es socialista, como lo cacarea cada vez que abre la bocaza el capullo este. ¿Pero se puede saber dónde leches mete todo el dinero que saca del petróleo? Ah! que a ver si es que se ha ido de rebajas a la última feria de armas soviética. Y mientras, los venezolanos sin pensiones, sin seguridad social, sin ayudas sociales... en la pura miseria económica y moral... con sueldos que no llegan a los 200€ al mes! Esto es el paradigma de una república petro-bananera! Sus once años de mandato han dado para mucho, y no hablo sólo de aquél ridículo que hizo frente al rey. Es un elemento que negocia con las FARCS, el negacionismo, el clientelismo descarado, el antisemitismo y cuya política pseudo-socialista no ha hecho más que cavar todavía más el abismo entre los ricos y los pobres, favorecer la corrupción y la violencia y que para más inri mantiene unas relaciones idílicas con dirigentes islamo-fascistas iraníes. Una cosa es segura, estos tipos (Chávez, Castro y compañía) están escribiendo páginas vergonzosas de la historia contemporánea, aunque ellos se justifiquen descaradamente
Sólo espero que la historia juzgue este individuo (y otros de su calaña) como se merece(n), es decir declarándole(s) culpable(s) de crímenes contra la humanidad.

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