sábado, 1 de noviembre de 2008

Organismos maléficamente manipulados


















Para aquellos que no lo sepan o sepan muy poco al respecto, explicaré brevemente lo que es un OMG (organismo modificado genéticamente).

En cada organismo, existen células y cada una de estas células contiene una molécula de ADN (como el carnet de identidad) que garantiza la perennidad del patrimonio genético para su correcta reproducción. Los genes que constituyen el ADN son los responsables de las variaciones genéticas entre individuos y son los que caracterizan la especie. Son pues incompatibles entre especies o razas diferentes porque de lo contrario conducen o bien al envenenamiento del individuo o bien a la esterilidad del huevo que resulta de esta unión. Sin embargo todo organismo acepta la mutación de determinados genes con todos los riesgos que eso puede conllevar. Es este fenómeno aleatorio el que produce la evolución de la especie pero igualmente es el responsable de las malformaciones genéticas y que tiene también participación en las enfermedades genéticamente transmisibles. Si nos centramos en los OGM, tenemos que es un organismo vegetal o animal del cual se ha modificado genéticamente el patromonio genético (el conjunto de los genes) mediante técnicas de laboratorio para conferirle una nueva característica.

Básicamente, se han creado los OGM para aumentar la resistencia de las plantas, favorecer su adaptación a condiciones climáticas más cálidas o fríos, retrasar la maduración de las frutas y/o verduras, acelerar el crecimiento del pescado enriquecer las propiedades alimenticias de los alimentos (por ejemplo el arroz enriquecido con vitamina A) o tratar de producir detarminadas plantas o animales para que aporten en sus productos sustancias farmacológicas. Más recientemente, se han modificado genéticamente algunos insectos útiles o nocivos para que polinicen determinadas plantas o maten otros insectos.

El problema se presenta cuando no se saben a ciencia cierta las consecuencias que para el ser humano se derivan del consumo de productos cuyos componentes se han modificado genéticamente. De hecho este tema ha venido siendo polémico desde hace unos años y vuelve de nuevo a la palestra estos días porque la Agencia Europea de Seguridad de los Alimentos (EFSA) ha estimado no procedente la moratoria invocada por Francia para dejar de cultivar maíz OGM de la compañía Monsanto. Al parecer no existen pruebas científicas en términos de riesgos para la salud humana o animal o para el medio ambiente que pueda justificar su retirada. El MON 810 es un tipo de maíz trangénico que ya se está cultivando en muchos lugares del planeta. La compañía Monsanto, que lo comercializa, es líder mundial en patentes de semillas de varios tipos modificadas transgénicamente.

Personalmente, esto de los OGM me da dentera nada más oirlo. Porque a ver: existen a día de hoy dos tipo de cultivo, el biológico y en intensivo. Conviven en relativa feliz armonía hasta estos momentos. A partir del momento en que se introduce un organismo que presente un riesgo de modificaciones y de peligro importante a uno u otro de estos medios de producción no caben dudas. Hay que prohibir al menos el uso no protegido herméticamente. En lo que es de los medicamentos que provienen de este tipo de manipulación, no hay problema. Pueden seguir produciéndose en los laboratorios, que es su lugar. La agricultura biológica permite producir sin pesticidas químicos por lo tanto no se necesitan para el cultivo y en cuanto al tema del rendimiento bastaría con que cada vez hubiera más agricultores bio (un trabajo y una profesión honesta ya que es respetuoso con el medio ambiente y los seres vivos). Habría que repensarse pues lo de seguir inmersos en un sistema capitalista.

Me temo que pronto, el consumidor ya no podrá elegir qué comer sin arriesgarse a meterse todo tipo de porquerías en el cuerpo. Sin ir más lejos, el consumidor de a pie ya consume cientos de productos que contienen OGM. Basta leer la composición de algunos de los alimentos que pueblan las estanterías de los supermercados. Claro que la sociedad de consumo nos envuelve en un torbellino salvaje y no nos deja tiempo para casi nada y menos "perder" tiempo enterándonos de lo que pone en los ingredientes que para más inri están impresos en letritas minúsculas. Por poner un ejemplo, diré que cualquiera que compre galletas Oreo, perteneciente a la multinacional Nabisco y que se gasta millonadas en publicidad en todas las televisiones del mundo, ignora que está ingiriendo un alimento que tiene entre sus componentes harina procedente de cultivo transgénico. La mayoría de los productos de la marca Dr.Oetker también se frotan las manos con las ventas de sus productos que contienen OGM... y la lista es larga. Todo aquel producto que contenga lecitina de soja proviene de cultivo OGM: smarties, mars.. Ah! y el pan de las hamburguesas de Macdonalds.

Ya vale de de no poder protestar contra los lobbies de multinacionales que amenazan seriamente, en nombre del beneficio económico, nuestra salud y la de nuestros congéneres. Habría que manifestarse seriamente. Basta ya de no poder elegir lo que consumimos. Las multinacionales no tienen en mente más que un objetivo: dominar el mundo de la alimentación. No son los políticos los que realmente controlan el mundo, sino los que poseen las patentes para las semillas que lo alimentan, entre ellos Monsanto. Y eso es exactamente lo que va a ocurrir si nadie lo remedia, y además en connivencia con los organismos oficiales.

"Monsanto, una empresa que le desea lo mejor" de Marie-Monique Robin es un libro de lectura obligatoria para todo aquel consumidor responsable y consciente de su propia salud. El siguiente enlace da detalles escalofriantes de la política de empresa en esta multinacional. ¡Boicot ya a estos productos cancerígenos!

http://www.combat-monsanto.es/spip.php?article249

En youtube también hay multitud de vídeos referentes a las triquiñuelas comerciales de Monsanto. Basta con poner en el buscador el nombre de marras.

Pollos con lejía, carne hormonada, soja OGM, pollo con dioxinas, maíz OGM y otros productos "ogeemizados", conservantes y antioxidantes, etc... y un alarmante incremento de cánceres digestivos. Basta ya de tomarnos por consumidores gilipollas...

Como consumidora, tengo derecho a exigir el no comer producto alguno procedente de cultivos OGM. Me importa tres pimientos si los OGM son buenos o malos para la salud, una cosa es segura, no los queremos. Monsanto ya es responsable probado de la muerte de millones de personas con sus pesticidas, el agente naranja durante la guerra de Vietnam y un largo etcétera. Ya los pueden adornar como quieran, o ponerles un lazo que no los quiero. Además leo estupefacta que ha sido condenada por enésima vez por publicidad engañosa en uno de sus productos estrella, el "Round Up", empeñados como están en hacerlo parecer inofensivo cuando en realidad sus residuos contaminan los ríos desde hace ya varios años.

Esto que es un simple chiste podría convertirse en realidad dentro de poco si no lo remediamos:

"Mamá, mamá, ¿qué es un OGM? - Calla y mútate, niño"

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