lunes, 8 de diciembre de 2008

Ponga un poco de dioxina en su vida

Las autoridades sanitarias han lanzado la voz de alarma al detectar dioxinas en la carne de cerdo irlandesa. Todos los productos a base de esta carne han sido retirados de las estanterías de los establecimientos de ese país, y también de aquellos países europeos a los que suelen exportarse, es decir Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, Holanda, Bélgica...

Pues yo que creía que en Europa no existían estas cosas... aunque ahora que lo pienso ya hubo una alarma sanitaria hace no demasiado tiempo con pollos con sorpresa de dioxina en Bélgica. Y hace no mucho también, precisamente en este mismo blog, sacaba a colación el escándalo de la leche china, inmediatamente posterior a la clausura de los Juegos Olímpicos... Ultimamente, alimentariamente hablando, no ganamos para sustos.

Lo que realmente mosquea es que al parecer se detectó a primeros de septiembre la presencia de dioxinas en los cerdos en el transcurso de una revisión de rutina en diversos mataderos y no se ha sabido hasta hace un par de días. Las sustancias detectadas son contaminantes orgánicos persistentes y probablemente cancerígenos. En principio, se estima que dicha contaminación provendría de los alimentos dados a los cerdos. Se me ocurre aquel chiste que decía el ganadero que le daba un euro a los cerdos y se compraban lo que les apetecía; pero no banalicemos el asunto que tiene su cierta miga de escándalo (otro más en la cuenta -pollos con dioximas, vacas locas, gripe aviar, aceites para consumo humano mezclados con otros procedentes de la industria y un largo etcétera.). Sólo de pensarlo, me da nosequé. En realidad, me daría igual el tema, porque entre otras cosas, no consumo carne alguna de cerdo si no fuera porque muchos ganaderos irlandeses se irán a la ruina porque unos fabricantes de piensos desalmados les han echado porquerías en la comida para cerdos. Y precisamente ahora que llega la navidad y que los irlandeses son grandes consumidores de este tipo de carne para sus comidas tradicionales.

Por cierto que para aquellos que no lo sepan las dioxinas son esencialmente subproductos de procesos industriales: incineradores de basura, metalurgia, etc... Se acumulan en los tejidos grasos de los animales a lo largo de la cadena alimentaria hasta el hombre. Se las encuentra especialmente en aquellos productos ricos en grasas: pescados, lácteos, etc. Osease, unas verdaderas porquerías. Aviados vamos.

En alguien que como yo ha sido más de veinte años vegetariana (tuve que cambiar de tipo de dieta por problemas de metabolismo), la preocupación sobre lo que se mete uno en la boca es primordial, visto el panorama de los escándalos alimentarios día sí, día también. En algún otro post anterior ya he comentado mis opiniones al respecto, así que no voy a repetir lo dicho. Pero en este caso, no puedo dejar de mencionar algunas reflexiones. Si ya no nos podemos fiar en nuestro primero y supuestamente pulcro primer mundo de lo que tenemos al alcance de nuestras manos en las estanterías de los supermercados, estamos totalmente desprotegidos, porque a la larga todos la vamos a palmar por una alimentación inadecuada, no por escasez o penuria, como sufren en el mal llamado tercer mundo sino porque se ha desvirtuado totalmente el concepto de alimentación sana y saludable. Me río yo de la dieta mediterránea: pesticidas, nitratos y fertilizantes ya están a granel en (casi) todos los productos vegetales. Que se lo pregunten sino a cualquier agricultor del océano de plásticos de Almería utilizando una profusión escandalosa de productos fitosanitarios... Incluso Bruselas autoriza un porcentaje máximo de pesticidas en los alimentos, al parecer un 5%! Nos están envenenado la vida en su sentido más literal. ¡Viva el libre mercado y la posibilidad de sacar un máximo de beneficio envenenado al prójimo! Si encima tenemos que a los cerdos se les da de comer (por cambiarles la dieta un poco, que no se coman siempre lo mismo) maíz transgénico enriquecido con melamina, apaga y vámonos. Además, ¿dónde está esa carne de cerdo transformada, reembalada, retransformada en hamburguesas, salchichas, chorizos, salchichones y demás? Vivan las etiquetas que no dicen nada. Niño, cómete el jamón y calla la boca.

Las abuelas siempre dijeron que del cerdo se aprovechaba todo. Vamos a tener que cambiar esa frase para siempre jamás... Sniffff... snifffff...

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