lunes, 1 de diciembre de 2008

¿Qué será lo próximo?


Estos días una nueva propuesta de ley ha armado un revuelo sin precedentes en nuestro vecino galo. Al parecer se está a punto de presentar una propuesta de ley para permitir que los menores de hasta doce años puedan entrar en el sistema carcelario, una vez sean juzgados y condenados. Se está considerando si un menor de doce años es o no responsable de sus actos, y si éstos cometen un delito, que sean juzgado como un adulto.
El ya de por sí panorama revuelto de la justicia francesa no acaba de encontrar sosiego. La ministra Dati (bastante polémica ya de por sí, por temas ajenos a su ministerio) la está armando, y gorda...
Los jóvenes delincuentes podrían ingresar en prisión próximamente. Es lo que se desprende de un estudio hecho público por una comisión encargada de velar por la justicia de estos inadaptados sociales y que se votará dentro de dos días. Al parecer se pretende renovar y adaptar a los cambios sociales unas leyes sobre los menores delincuentes del año 1945. Se pretende dotarles de responsabilidad penal a partir de esa edad. Hasta ahora, no había edad penal mínima, ya que se estudiaba caso por caso en función del "discernimiento" del chaval. En otros países europeos, la edad penal está fijada a partir de los 14 años, en otros a los 16.
No es que los chavales hayan cambiado, en realidad, lo que ha cambiado, y mucho, es el contexto económico y social. En realidad, la delincuencia entre la chavalería no ha aumentado, sigue configurando la misma estadística que hace décadas.

Absolutamente alucinante... Yo lo que creo es que un adolescente, que está en plena construcción de su personalidad, no es consciente de sus actos. Es un ser incompleto, ambiguo y ambivalente, aunque también es cierto que hay chavales que pesan más de setenta kilos y miden 1,70m y son verdaderos asesinos en potencia. Muchos de ellos, reincidentes. La sociedad ha cambiado, decía, y por eso las leyes deben evolucionar a la par. Pero los jueces seguirán aplicando las leyes, los abogados seguirán defendiendo a sus defendidos, las asociaciones seguirán reivindicando los derechos humanos ... El que un nene de esas edades vaya a parar a la cárcel no va a solucionar nada. Es más, si nos ponemos con esas, pronto tendrán que ponerle una pulsera de esas electrónicas a los bebés de cuna... Y ya puestos, por qué no poner rejas en todas y cada una de las puertas y ventanas de cada uno de los edificios del país? Y rondas de vigilantes que las cerrojen cada noche a las nueve para volver a abrirlas al día siguiente a las siete de la mañana? De esta forma, cuánta más hipocresía haya en el ambiente más tranquilas estarán las conciencias de algunos. Con la demagogia rampante se construyen los países del primer mundo, sí señor... Qué será lo próximo, la vuelta al cinturón de castidad? Viva el liberalismo a ultranza. Porque los chavales que estén en el punto de mira no será precisamente aquellos que viven en los barrios acomodados, que se han educado en carísimos centros privados, que reciben cheques de muchos ceros por su doceavo cumpleaños...

Dudo mucho que alguna vez esta ley llegue a aprobarse y siquiera a aplicarse. Déjenme que tenga al respecto serias dudas. Aunque visto lo visto en el Reino de la Gran Bretaña, en dónde existen correccionales, cuyo funcionamiento recuerda en mucho a las cárceles, los críos pueden ir a prisión a partir de los 10 años! No hace falta recordar a raíz de qué escalofriante suceso se modificaron las leyes en este sentido. No me vale que ya se aplique en otros países. Lo que sí es necesario es que se apliquen medidas persuasivas, no a los niños, sino a los padres para que paguen los destrozos cuando sus vástagos han cometido fechorías (con documentos gráficos al apoyo). Ya está bien de la honestidad del ciudadano medio que debe pagar su parte del pastel de forma automática. Los impuestos no deben servir para este tipo de menesteres. Son los padres de un menor responsables primeros y últimos de todo cuanto hace (o deshace) el hijo. Da igual que el chaval se escude en que como es demasiado joven para que se le aplique la ley del menor, quedará impune. Que los progenitores apechuguen con las consecuencias. Si no se hace aquellos que es de ley que hagan, que el peso de la ley recaiga sobre ellos.
Porque volvemos al eterno problema de base que ya he mencionado en alguna ocasión. Hace no demasiado tiempo, la autoridad del padre o el profesor bastaba para poner en solfa a un crío díscolo. Hoy en día, el profesor está atado de pies y manos y ya no tiene derecho más que a dar sus clases y a esperar que en el mejor de los ambientes. Puede manifestarse tanto como le dé la gana en la calle, de hecho estos días en Francia, ha habido buena profusión de ellas. Pero en las aulas, es el último mico. En esas condiciones, ¿cómo puede un chaval encontrar un marco, un límite no transgredible cuando son los propios padres los que les apoyan muchas veces en esas mismas transgresiones? ¿Por qué no les enseñan esos mismos padres laxistas que hay límites que no deben traspasarse y que hay una autoridad que respetar? Muchos de estos chicos (porque en su mayoría son chicos varones) aprender por sí mismos que lo que les vale es la ley del más fuerte, el que pega primero, el que se envalentona frente a sus amiguetes cuando hace algo prohibido... En caso contrario, estoy totalmente de acuerdo en que se aplique la ley y se castigue, pero en los padres, no en los chavales. Nadie dice que cosas de este tipo queden impunes. Es sólo que ya se ha demostrado con creces que la cárcel, aún en un adulto no es precisamente la mejor de las soluciones, y menos con niños de esas edades. El juez Calatayud es un ejemplo de que se puede aplicar la ley de forma individualizada y con resultados muy positivos para los menores. Con trabajos para comunidad por ejemplo. Lo siento, pero un chaval que ha robado un bolso mediante un tirón porque no ha recibido una educación adecuada, que ha crecido comiéndose los mocos de pobre, que está constantemente expuesto a una sociedad de ostentación de riqueza cuando ni él ni su familia no tienen donde caerse muertos, es mil veces menos culpable que un tío inconsciente que circula a 200km/h por la autovía por el placer de demostrar que es un macho muy macho, porque él sí es un adulto (supuestamente) formado y responsable de sus actos. El mismo hecho de presentar esta propuesta demuestra muy bien que hemos fracasado, que ya no somos una sociedad del bienestar, sino una panda de individuos aíslados y desgraciados. Una ley semejante es un insulto a la democracia y a los principios fundamentales de la ética y del sentido común. Este medida, de aplicarse, abre la puerta a todo tipo de abuso, es totalmente intolerable.

Meta a un niño en prisión, saldrá hecho un monstruo.

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