lunes, 11 de agosto de 2008

Neurona de vacaciones




No sé si es por efecto del calor, del cansancio por no poder dormir debido precisamente al calor, del estado de sopor en el que me encuentro a estas horas, mecida por el run-run del ventilador, por llevar ya de vacaciones ya ni se sabe los días, por esa extraña sensación de caminar por un pueblo fantasma porque en agosto el pueblo cierra por vacaciones, como fuera del tiempo, el caso es que me estoy dando cuenta de que mi neurona no me ha querido esperar y ya se ha ido por su cuenta de vacaciones. Cuando me he querido dar cuenta, ya no estaba. Como si se la hubiera tragado la tierra, o el universo, en uno de sus agujeros negros.

Esto no puede ser. Debería haberme dado alguna explicación, digo yo... No se puede ser tan desconsiderada. Podría haberse esperado al sábado para irnos juntas y al menos darme algo de conversación en el coche... Cachisss! Una simple nota habría bastado. Del tipo: "Oye, que ya me he cansado, que estoy harta de sudar y de no poder descansar por las noches. Que me voy. Ahí te quedas. Nos veremos en el norte dentro de unos días!".

Nada. Absolutamente nada. Cero absoluto. Ya ajustaré cuentas cuando me la tope de frente.

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