sábado, 9 de agosto de 2008

Tiempos de rebajas...




Como estamos en época de rebajas, vamos a hablar de precios que bajan.. o que suben, depende de cómo lo analicemos. Pero no, no voy a hablar de los ofertas de Zara o similares. Voy a comentar las rebajas que sufren las frutas y verduras de mi verdulería.

Cuando esta mañana me estaba echando a la cesta de la compra unos melocotones (de Cieza, of course) de una pinta apetitosa, me pasaron por la mente varias cuestiones.

A saber... He pagado por ellos 1,59 el kilo, precio que me parece razonable, teniendo en cuenta la carestía de la vida. Debo aclarar que normalmente compro en una tienda de las llamadas "de barrio" y que es pequeña, con clientela fija, básicamente compuesta por gente que vive en el barrio, fiel y mayoritariamente de la llamada tercera edad. Me gusta comprar ahí porque, en general, traen productos autóctonos y de temporada. Es decir que los productores de la comarca negocian con el tendero y llega al consumidor con unos márgenes razonables de beneficio. Pero, me preguntaba yo, qué pasa con esos productos frescos que llegan a las grandes superficies, que en general, arboran unos precios de caerse de culo (de baratos, se entiende). Esos productores no tendrán tanta suerte. Deberán pasar por el aro de las grandes empresas de comercialización, ceder, e incluso perder en la negociación, porque con esa gente es "o me lo vendes o lo dejas estar". Pero no todo es de color de rosa en esas operaciones. Los que se llevan el gato al agua son aquellas explotaciones agrarias de una cierta entidad, que usan y abusan de los pesticidas, que manipulan la producción para que los tomates, por poner un ejemplo, sean todos del mismo calibre, de la misma forma y color. El resultado final deja mucho que desear: insípidos y con aspecto de plástico rojo. Puaj! Francamente, prefiero los que le compro a mi verdulera, que tienen sabor aunque estéticamente se alejen bastante de lo que solemos ver en las grandes superficies.

En el imaginario colectivo, se tiende a pensar que las frutas y las verduras son caras, pero déjemonos de mitos y de leyendas urbanas. Los que los encarecen son precisamente las grandes superficies. Los márgenes de beneficio son escandalosos. Se puede encontrar fácilmente los albaricoques en un Carreful* a seis o siete euros el kilo, que en origen se venden a 1,50€. Esa diferencia es la que los hace insostenibles. Y cada vez se está agrandando esa diferencia.

Me contaba la verdulera que la venta de sus productos ha bajado, no solamente porque estamos en verano, y que la gente se va de vacaciones, sino porque es más fácil tomarse un gazpacho "pret-à-porter", de los que se venden ya hechos (ay! cultura de lo fácil!). De aquí a poco, cuando se le diga a un jovenzuelo que las alcachofas crecen en un árbol, te creerá a pies juntillas.

Y qué hay de aquello de consumir 5 raciones de fruta y verdura al día? Es muy bueno para la salud, de eso no hay duda. Pero no lo es tanto para el bolsillo o mejor dicho, para el monedero de una familia con ingresos modestos; esa campaña de marketing es una broma de mal gusto. Para aquellos que se tragaron literalmente el euro como moneda europea, era de prever que todo se redondeara al alza. Se han enriquecido unos pocos, y los demás, los de siempre, a apretarnos el cinturón. Ay, si los sueldos hubieran subido también en esa proporción! Y puestos a quejarnos, que para eso hoy estoy en pie de guerra, habría que preguntarse también por los precios del pan, de la leche, de los combustibles, del gas, de los servicios... Pero por otro lado, si comparamos el precio de las frutas y verduras con otros alimentos (léase pescado, carnes...) aún nos podemos dar con un canto en los dientes. Porque si uno no consume manzanas o melón, se tendrá que alimentar de otras cosas, digo yo. A cuánto el kilo? 3, 4 euros?

Lo dicho. Estoy deseando tener mi huertecito de patatas y tomates bio. Eso sí, para mi consumo personal. No estoy dispuesta a pasar por el aro de ningún especulador alimentario.

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