lunes, 6 de octubre de 2008

Reflexiones sobre la crisis


La palabra "crisis" viene del griego, y en su significado primitivo quiere decir "cambio".

Vaya esta definición por delante. Que estamos viviendo una gran crisis, creo que es evidente, aunque hace sólo unas semanas el gobierno lo negara tajantemente. Cuestión de semántica. Pero todos estamos en el ajo. Aunque a nivel cotidiano no todos estamos afectados en la misma medida... Pero todo llegará. Las supresiones de empleo ya no sorprenden a nadie (léase los expedientes de regulación de empleo en Seat, por ejemplo) y las que están por llegar, que terminarán de aplacar los picos de aquellos que todavía piensan que el modelo liberal (en contraposición al comunismo que ya feneció años ha) sigue siendo el único viable para este mundo en el que estamos (sobre)viviendo.
En la base de todo este desaguisado están las dos famosas burbujas: la inmobiliaria y la financiera. Tengo entendido que en estos momentos los bancos ni siquiera conceden créditos para pagar una aspiradora a plazos. Cuando nuestros vecinos veas sus barbas afeitar... todo el mundo conoce el dicho. Estamos en pleno terremoto bancario. Varios países se han apresurado a poner a buen recaudo sus fondos, bajo la amenaza de un crac de medidas magnas, y han garantizado a sus clientes el 100% de sus depósitos. No sé cuánto tiempo esperará Solbes para hacer lo mismo. Miedo me da...
Pues sí, aquí una parte importante de lo alarmante de la situación la llevan los bancos, acordando a troche y moche créditos con más o menos riesgo. Algunos incluso se han arriesgado más allá de lo sensato. En estos momentos, algunas ya están aplicando lo contrario: no conceder ni un euro, ya lo comentaba antes. Si no hay riesgo, no hay inversión, y no hay beneficio tampoco, ergo no hay crecimiento, surge el estancamiento del crecimiento o recesión. Esto lo sabe hasta un niño de pecho. Lo sé hasta yo, que de contabilidad casera no paso. Y todo esto, además, ligado al humor, a lo subjetivo, al pánico (o no), al aborregamiento general.

Maquiavelo (hombre sabio donde los haya) decía: "El defecto más común en el hombre es no prever la tormenta cuando luce el sol". Todos los días nos desayunamos con la noticia de que un día sí y otro también un banco ha sido nacionalizado (trompazo en los morros a los defensores del pensamiento liberal y capitalista). Si a todo el mundo nos diera por retirar nuestros fondos de los bancos, sería la hecatombe total, una vuelta a la Edad Media. Pero si no se hace, y los bancos quiebran , nos daríamos de coscorrones en las paredes por gilipollas, y nos quedaríamos en la ruina total... Entonces? Sólo espero que a los especuladores les caiga algún castigo divino. No pueden quedar impunes después de haber jugado descaradamente con el dinero de terceros.

¿Y si esta crisis nos sirviera para volvernos inteligentes y sensatos? Tras la segunda guerra mundial, se creó de la nada la Seguridad Social (al menos en el resto de Europa), la jubilación anticipada (bueno, ahí sí que se lució la inteligencia humana!). Después de la caída de las Torres Gemelas, pensé que los humanos se volverían más inteligentes; pero no, la gente se ha vuelto todavía más gilipollas. Hacía falta un culpable y una excusa para enriquecer al lobby de las armas y le tocó la china a Afganistán. Después le pasó el relevo a Iraq. Y así nos va. ¿Acaso es necesario tocar fondo para abrirnos a una nueva manera de ver la realidad? Nos estamos hundiendo más evidentemente que los del Titanic. Convendría plantearse en cualquier caso una vuelta a los valores, a los verdaderos. Darle oportunidades a los que nunca tuvieron la palabra y quitársela a los que jugaron con su dinero. Otro mundo es posible y ahora es el momento de elegir.

Por cierto, gracias a todos aquellos que votaron a G.W.Bush hace cuatro años. Se lucieron con todo el equipo... Me alucino cuando leo que al nuevo jefazo de Washington Mutual (banco norteamericano que ahora pertenece a JPMorgan) recibe 7,5 millones de dólares de "regalo de bienvenida" y 6,15 millones de dólares como "regalo de despedida", todo ello por haber trabajado la friolera de ¡18 días! Es de una indecencia intolerable. No entiendo que los norteamericanos no hagan nada al respecto.

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