viernes, 12 de septiembre de 2008

El feísmo del mundo de los negocios



Vaya por delante que "Casual Day" no es una película al uso. De hecho, si no fuera porque ya sabía de antemano que estaba incluída en la Semana de Cine Español, podría afirmar sin temor a equivocarme que no es española. De entrada, los títulos de crédito y los decorados milimétricamente diseñados nos muestran una estética sucia, oscura y minimalista. Pero ese es un detalle nimio comparado con el contenido de tan letal envoltorio. Siguiendo con los detalles, la simbólica posición de la corbata del cartel ya nos da pistas sobre cómo los personajes, mitad caricaturas de sí mismos y mitad marionetas tétricas, y merced a unos diálogos simples pero precisos nos van a adentrar en un mundo implacable. El mundo sin piedad de los negocios, los intereses personales (y profesionales), las ambiciones y los resentimientos. Sí, el jefe (encarnado por un impagable Juan Diego) tiene razón al sentenciar al personaje de Ruy (el novio de su hija) en una escena clave que en los negocios "follas o te follan" Así de crudo, así de claro.

Decía que los diálogos son simples, pero no estúpidos, aunque a ratos nos pudiera parecer que son banales, carentes de contenidos. Todas las palabras dichas por los personajes (¡Qué gran actor es Luis Tosar!) representan justamente lo que el espectador, que no es tonto, imagina. Tras la comicidad de algunas escenas se esconde sutilmente un poso de cinismo en su estado más puro. La escena del coche es sencillamente genial por su simbolismo. La renuncia del joven protagonista a sus sueños más deseados por el sacrificio servil al jefe más manipulador.

Conviene también apuntar, porque dentro de la trama es un elemento más que emblemático, el feísmo y la semioscuridad en la que se mueven los personajes. Todo está deliberadamente sin iluminar, como haciéndonos ver que precisamente en esa casi penumbra se mueven los hilos del poder, de la corrupción más brutal del ser humano. No es casual que la película haya sido rodada en una campiña norteña otoñal y gris. En ese entorno, y con gran maestría por parte del novel director, se mueven jefes y empleados en una partida de paint-ball metafórica cuyas relaciones, las de todos ellos, ya no volverán a ser las mismas al acabar ese "casual day" del título.

No hay comentarios: