martes, 23 de septiembre de 2008

Matanzas varias

Leo horrorizada que (una vez más, desgraciadamente, y el lugar es indiferente) un alumno ha matado a diez compañeros de instituto.

Me he preguntado, desde aquel fatídico Columbine (que Michael Moore retrató de forma tan incisiva) quiénes son esos jóvenes, qué problemas pueden acecharles para llegar a idear friamente un acto semejante... Claro, dirán algunos, que es un hecho puntual y aislado, que se puede producir en cualquier parte del mundo (el tiroteo-masacre de hoy ha sido en Finlandia y es el segundo en apenas 10 meses). Pero cabe hacer una reflexión sobre la violencia que se extiende impunemente y afecta cada vez más a los niños que ya la contemplan como un acto cotidiano, en las calles, la televisión, los videojuegos. Esto me preocupa, y mucho. También me preocupa el hecho de que la policía había interrogado (y posteriormente dejado ir) al autor de la matanza. No hay que ser psicólogo para ver que un individao que se exhibe en Internet haciendo alarde de su habilidad con las armas tiene muchas posibilidades de pasar al acto en un escenario con personas de carne y hueso. Para cuándo un control de las armas más estrecho, más rectrictivo...

Los medios de comunicación dan a veces, por desgracia, ideas a los chavales más paranoicos. Voyeurismo morboso llamado comunmente "derecho a la información". No se puede estar pasando non-stop imágenes del macabro balance por la pantalla impunemente. El mensaje que esos chavales susceptibles de copiar asumen es que los asesinos han tenido su minuto de gloria y que por qué ellos no lo tendrían... Ellos que no son conocidos ni siquiera en su entorno, que son seres anónimos y condenados como tales al anonimato y al ostracismo en un mundo donde se ensalza el estrellato fast-food. Los débiles del mundo entero tienen en estos actos sangrientos un ejemplo de reconocimiento a gran escala. ¿No sería éste un ejemplo de grito desesperado al mundo tan dramático como espectacular?

Paradójicamente, Finlandia representa un ejemplo de cultura pacifista y ecológica, y supone un referente en cuestiones de educación (el Informe PISA es un claro exponente). Cuando un tal hecho tiene lugar en Estados Unidos, sorprende menos, ya que se asocia a un modo de vida en el cual la violencia forma parte del día a día. Sin embargo, parece ser que el malestar de vivir no conoce fronteras ni estereotipos. En las sociedades liberales, se distingue con bastante dificultad la diferencia entre el bien y el mal. En las sociedades donde los comportamientos prohibidos aseguran la seguridad individual, los jóvenes cada vez toleran menos estas prohibiciones y las transgreden más facilmente. No olvidemos que Finlandia posee un censo de 2 millones de armas para una población de 5 millones de habitantes. ¿Hace falta hacerse más preguntas? Vivimos en un mundo en el cual la rentabilidad, los logros y la productividad han sustituido a la libertad individual. Un individualismo cada más salvaje nos empuja a no inmiscuirnos en los problemas ajenos lo cual agudiza la sensación de soledad. Una pescadilla que se muerde cada vez más la cola. Una cosa es segura: la gente no es feliz. Para datos, una muestra: Finlandia es el país de Europa donde la tasa de suicidios es más elevada de Europa.

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