martes, 2 de septiembre de 2008

Viaje a Asturias - Crónica del 21 de agosto


"Vidas paralelas" - Plutarco


Día de mercado en Pola de Laviana




Bollo "preñado"


Esta tarde, excepto una compra ineludible en el supermercado de Ríoseco, no salgo. Me dedico a leer apaciblemente en el portalón de entrada de la casita. Tomo el tímido sol que amenaza seriamente con irse con sus rayos a otro sitio. De hecho, poco a poco, hace mutis por el foro muy pronto y paulatinamente se van instalando en el cielo grandes y oscuros nubarrones. Y, como si de unos efectos especiales se tratara en un concierto de "jevi metal", una especie de densa neblina que corona las cimas se va extendiendo a una velocidad de vértigo. En cuestión de minutos, las laderas de los montes de enfrente desaparecen como por arte de magia bajo una capa de algodón de azúcar de nubes. Todo ello aderezado con unos redobles de truenos que resuenan cada vez con más frecuencia en todo el valle. No pasan más de cinco minutos hasta que comienzan a caer las primeras gotas de lluvia que me obligan a levantarme de mi cómoda postura de lectura para evitar empaparme. La lluvia arrecia. Sigo contemplando el espectáculo desde detrás de los cristales. La temperatura ha bajado sensiblemente y me congratula llevar encima una sudadera. Mmmmm... se está bien. Además, creo que para merendar, voy a hincarle el diente a ese bollo preñado (de chorizo y cecina) que compré esta mañana en el mercado semanal de Pola de Laviana.

Hablando de ese mercado, diré que es un mercado interesante, que mezcla a partes iguales productos locales y mercancías made in China. Y es que ya es casi escandalosa la presencia (¿o debería decir omnipresencia?) casi mayoritaria en muchos puestos de prendas de vestir y calzados de procedencia asiática. Poco o nada más mencionaré al respecto ya que no merece más comentarios. Con respecto a los productos locales, cabe mencionar algunas verduras como calabacines, tomates, calabazas, avellanas todavía verdes y adheridas a las hojas del árbol. Curiosa de este último detalle, y al acercarme a observarlo más de cerca, una amable señora me brinda una sonrisa y una explicación. Me cuenta que se pueden comer verdes y que por lo visto son deliciosas o bien se dejan secar y se pueden hornear. El mercado, en su gran parte, se asienta en la plaza del Ayuntamiento (un edificio blanquiazul bastante singular) y sus calles adyacentes. En una plaza contigua, donde también están instalados unos pocos puestos, un grupo de hombres mayores se arremolinan alrededor de un gran poste donde aparecen unas esquelas. A este respecto, he visto delante de la iglesia junto a la cual he aparcado el coche, una pequeña mesa apostada junto a la puerta principal. Sobre ella, un libro de condolencias y un bolígrafo y chinchetada en la puerta, una esquela que avisa de los datos del finado y de la ceremonia.

Por cierto que entre los muchos puestos del mercado, encontré uno en concreto cuya mercancía hizo que me demorase largo rato frente a él. Se trataba de libros de segunda mano que desde hace ya años me convierten en una especie de piratapatapalo en busca de su particular Isla del Tesoro. Entre una profusión de títulos varios de antiguos bestsellers nacionales y yankis, fijo mi mirada en una edición casi centenaria de las Vidas paralelas de Plutarco. De entre los cuatro tomos disponibles a la venta, selecciono dos por ser los personajes descritos más conocidos por el gran público: César, Cicerón... ¿Existen las casualidades? No lo podría afirmar categóricamente, pero sí es cierto que en una reciente conversación con A. salió este título a colación. Así que lo leeré atentamente a ver si se despejan otros signos puestos a mi alcance por el destino, este destino caprichoso que gusta a veces de darme pistas para perseguir (y conseguir) mis objetivos vitales...

1 comentario:

Álvaro dijo...

Gracias por la visita y los elogios, espero verte por allí. Compartimos perspectiva a la hora de hacer fotos.