jueves, 11 de septiembre de 2008

Sesión de cine a las 20:30


Esta semana, coincidiendo con la Feria de septiembre de mi pueblo, el Cine Club Odeón ha organizado, y ya van siendo veinticinco ediciones, la Semana de cine Español.

Tengo un sentimiento ambiguo con respecto al cine español en general. De hecho muy pocas películas han logrado gustarme incondicionalmente: Amenábar, en general, Almodóvar, las primeras tres o cuatro películas, las de Iciar Bollaín, casi todas, las de Isabel Coixet... Una con Alberto Sanjuan que vi hace un año precisamente en esta semana de cine español, llamada "Bajo las estrellas".

Y anoche, fui al cine de nuevo. Vi una película que me gustó. Se llama "Lo mejor de mí". Es la ópera prima de su directora. Y cuenta de forma minimalista e incluso diría que secreta, la historia de Raquel, chica de su tiempo pero que creció con unas ideas del amor algo idealizadas. Y las lagunas que sobre el personaje de la chica se dibujan durante la primera media hora se van disipando a golpe de escalpelo emocional. Cualquiera podría decir que se trata de una historia de amor al uso con final (in)feliz. Pero es mucho más, es una historia de despertar a la madurez, a la conciencia de la propia existencia. Raquel despierta como despertó la bella durmiente pero de una forma menos poética. Lo que recibe ella no tiene nada que ver con la concepción idealizada del amor. Es una bofetada de vida la que de pronto la hace despertar. Es una bofetada de dolor y sufrimiento íntimo, la que la saca de su letardo de niña encantada, embebida de sueños de infancia. Tendrá que tomar una decisión durísima que le costará dejar atrás la inocencia.
En esta cinta, no sobra ni falta nada, aunque tal vez eché de menos algo más de profundidad, ahínco y entrega en el personaje de Tomás, el chico protagonista. Y algo más dibujados quizás los personajes secundarios (el padre de él, los padres de ella, la enfermera...) Pero es una apreciación personal y por tanto subjetiva.
Por cierto, que hay en la película un par de escenas que considero emblemáticas por el simbolismo que encierran. La primera es cuando ambos protagonistas (y no daré demasiadas pistas) se disponen a ser operados en sendos quirófanos a la vez. Los enfermeros que empujan las camillas hacen que se crucen éstas en el espacio que hay frente a las puertas de los quirófanos en una coreografía anunciadora de acontecimientos dramáticos. La segunda muestra a Raquel, a la que han robado la cámara de fotos, intentando grabar un video de ella misma con una cámara que le ha regalado su compañero de trabajo. Está situada en la terraza del apartamento donde vive y desde donde se divida la ciudad entera. Coloca la cámara sobre el peldaño superior de una escalera con tan mala fortuna que a los pocos segundos de empezar a hablar, se descoloca, y la imagen se muestra oblicua, ladeada, desequilibrada, como la propia vida de la protagonista. Pura retórica cinematográfica. Pura poesía en movimiento
Esta noche toca "Cobardes", la primera incursión de Corbacho en el séptimo arte.

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